La única hija mujer de los duques de Cambridge, la princesa Charlotte, desde hace algunos meses ingresó a su escuela Lambrook, ubicada en el Reino Unido, en donde se espera que termine sus estudios preparatorios para asistir a una universidad.
Pese a que las casas reales nunca dan mucha información acerca de cómo es el proceso de formación de sus miembros reales, en días recientes se ha conocido cuál sería el apodo que tiene la princesa en su escuela, y que demuestra que aunque los duques pretende mantener una total transparencia y normalidad por el proceso educativo de sus hijos, muchas veces, debido a su profesión, no pueden ser vistos como personas cualquiera.
Si bien la princesa Charlotte, así como sus dos hermanos, el príncipe George y el príncipe Louis, día a día comparten con sus compañeros como cualquier persona, está claro que al ser miembros de la realeza se han visto como personas a la que se le debe brindar respeto. Ante esto, los duques han decidido adoptar un nombre distinto para que sus hijos sean referidos en su vida escolar y no tener que establecer tantos protocolos.
Se ha conocido que ninguno de los tres hijos de los príncipes de Gales y de ningún otro príncipe puede ser llamado con su nombre real en la escuela, es decir, la princesa Charlotte no debería ser llamada así, sino que actualmente se le ha impuesto el apodo de Charlotte Cambridge, en un intento de unir su apellido como su región de origen.
Algo así ocurrió con el tío de la princesa Charlotte y su padre, pues nunca fueron llamados el príncipe Harry y el príncipe William, sino que eran Harry Gales y William Gales. Aunque los compañeros de los tres príncipes son personas con un alto poder adquisitivo, no es un secreto afirmar que ninguno de ellos es familia del rey, de manera que con el fin de encajar a la perfección en la escuela se ha optado por retirar sus nombres reales en su proceso escolar, y así mantener un equilibrio entre todos.
Se ha conocido que la escuela Lambrook es una de las pocas que imparte educación religiosa como una acción importante de la vida de una persona, y gracias a que está acreditada con un alto nivel académico, los príncipes de Cambridge deben pagar anualmente la suma de 25.000 euros, lo que equivale a unos 24.000 dólares.