El rey Carlos III tendría para los guardias de seguridad de sus castillos unas habitaciones bastante sucias, pero que por fuera no lo parecieran, puesto que se ven impecables. Así lo ha revelado un soldado que decidió renunciar a su papel debido a que las condiciones de vida para él eran muy lamentables.
Los guardias de seguridad de los castillos son reconocidos a nivel mundial por sus lujosas insignias militares, así mismo porque permanecen custodiando al Palacio de Buckingham y el Palacio de St James, protegiendo a todos las personas que viven allí y que son cercanos a la familia real, como el rey Carlos III, la reina consorte Camilla Parker y demás.
Su labor la vienen desempeñando desde hace miles de años, desde el año 1660 se han reconocido a los soldados por su excelente labor mientras cuidan los lujosos castillos. Sin embargo, para ellos no todo ha sido bueno, ya que recientemente ha salido la luz la forma tan inhumana como viven.
Un ex guardia de Coldstream, que prefirió no ser identificado, ha revelado a un importante medio cómo ha sido la forma de vivir allí y por qué debió renunciar. «Es una forma repugnante de tratar a los soldados que están haciendo un trabajo bastante importante. Los presos de Gran Bretaña tienen mejores condiciones de vida que nosotros«. Expresó la fuente.
Y continúo su comunicado añadiendo lo impecable que se ven por fuera, pero por dentro es totalmente lo contrario: «Los cuarteles de Wellington están absolutamente sucios, pero por fuera se ven geniales. Los turistas se paran en las puertas para tomar fotografías, pero no creerían cómo es la vida de los soldados adentro«.
«Las ratas morían en los contenedores. Hay montones de basura dentro de las áreas de alojamiento y el hedor de los baños es insoportable. Todos los problemas están en los bloques donde viven los soldados«. Otro soldado también admitió que en cada piso viven aproximadamente 32 soldados y solo pueden compartir dos baños entre ellos.
Esta revelación podría afectar negativamente la próxima coronación del rey Carlos III, ocasionando que muchas más personas salgan a protestar frente a los diferentes palacios de la familia real.